Por qué la regla 50/30/20 es un mal consejo para la mayoría (y qué hacer en su lugar)

En el mundo de las finanzas personales existen «reglas» que, de seguirlas, podrían ayudarnos a mejorar sustancialmente nuestro bienestar financiero. Una de estas reglas, quizás la más famosa de todas, es la 50/30/20, y desde ya te digo que no la promuevo ni me gusta.

Es una fórmula simple para guiarnos en la administración de nuestro dinero: 50 % para necesidades, 30 % para deseos y 20 % para ahorro. Pero, ¿realmente se ajusta a ti?

Y las finanzas personales son eso, enteramente personales. Aunque ciertamente la regla 50/30/20 es loable en algunos casos, es tu deber analizarla con precaución y adaptarla a ti. Sin embargo, ahora te explicaré por qué no me agrada en lo absoluto, no la promuevo ni la uso.

Mi objetivo es enseñar.

Aunque yo también peco de crear reglas, como la del 17 % y el método RAO, ciertamente me esfuerzo mucho con demasiado en incentivar a las personas a reflexionar y a entender que cada uno de nosotros debe aprender a su propio ritmo, y que las reglas no deben ser perpetuas, sino que debemos adaptarlas a nuestra realidad.

Sabiendo eso, intentemos buscar la lógica detrás de la regla 50/30/20 y analizar sus beneficios para tu vida.

¿Qué es la regla 50/30/20?

Explicación clara y sencilla, para que nos entendamos:

  • 50 % → Necesidades básicas (alquiler, comida, transporte).
  • 30 % → Deseos y estilo de vida (salidas, entretenimiento, ropa).
  • 20 % → Ahorro, inversión o pago de deudas.

Suena todo muy bien, incluso sería lo ideal. Sin embargo, hay que hacer varios matices: ¿de dónde viene esta regla?, ¿bajo qué parámetros se estableció?

La realidad es que fue popularizada por Elizabeth Warren, senadora y experta en consumo de Estados Unidos.

Por ahí tenemos el dónde se origino. Sin embargo, los parámetros son un tanto inciertos. Si tomamos en cuenta que la sociedad estadounidense es desarrollada, he de decir que para aplicarla se requiere un ingreso del que no gozamos en Latinoamérica. Y por ahí entra el motivo por el que no me agrada esta regla. Pero veamos un ejemplo:

Mi querido Luis, a quien siempre menciono, gana 24 mil pesos al mes aquí en República Dominicana (unos 400 USD). Si quisiera aplicar esta regla, quedaría de la siguiente manera:

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  • 50 % a necesidades básicas: un total de 12 mil pesos destinados a alquiler, transporte, alimentación, internet… y esto no es solo irreal, sino imposible.
  • 30 % a deseos y estilo de vida: salidas fuera de casa, viajes, ropa, «gusticos»… unos 7,200 pesos, y este monto es demasiado alto.
  • 20 % a ahorro e inversión (o quizás pago de deudas): 4,800 pesos, que es lo único que sí hace juego con la realidad, donde la mayor parte de la población dominicana destina una gran parte —hasta un 35 % de sus ingresos— al pago de deudas malas, por cierto, como las de tarjetas de crédito, viajes no planificados, compra de regalos y un largo etcétera.

Si no ha quedado claro, aplicar la regla 50/30/20 es imposible para Luis y, además, totalmente desequilibrada. Y si bien él podría intentar aplicarla, por sus ingresos actuales es algo en lo que no debería ni pensar.

Regla 50/30/20: ¿una solución universal o una guía que hay que adaptar?

Yo podría poner el ejemplo de una persona que gana el doble, o sea, unos 50 mil pesos (unos 850 dólares), y aunque sería lo ideal, tampoco estaría tan cerca de la realidad, pues en la sociedad actual no es posible, y no creo que lo sea nunca.

Por ello recalco el origen: Estados Unidos.

Allí tal vez una persona podría aplicarla, y hasta dudo de ello, porque tengo familiares allá y no es que la vida sea tan sencilla como se pinta. Leo muchos estudios, también y me informo sobre lo que sucede, porque además me conviene al invertir en ese mercado.

Esta regla es sencilla de aplicar, siempre y cuando tengas suficientes ingresos, y un estilo de vida moderado sin muchos compromisos. Ya que conozco de pocas personas que podrían vivir con el 50% de sus ingresos cada mes, pero si te sirve adelante.

¿Deberías tú intentar aplicar esta regla? Yo considero que no

Y reitero el ejemplo de Luis con 24 mil pesos de ingresos al mes, porque es precisamente mi público objetivo. ¿Y por qué son mi objetivo? Porque ahí se encuentra el 60 % o más de la población dominicana.

Pero no es algo intrínseco de la República Dominicana; estos mismos datos los puedo establecer para México, Colombia, Perú y otros tantos países latinos, donde el ingreso promedio es de 400 dólares (ver en Wikipedia).

Dato importante: Según el Banco Mundial, más del 45% de las personas en América Latina gastan más del 60% de sus ingresos solo en necesidades básicas. Fuente: Banco Mundial – Inclusión Financiera

Y algo que me faltó mencionar: ellos son mi objetivo porque, sencillamente, son las personas que menos educación financiera reciben. Recuerda que te hablo del 60 % o más de la población, y si yo puedo colaborar con lo poco que sé y enseñar mis aprendizajes en esta área, creo que será de mucho provecho para ambas partes.

Si ganas poco dinero o estás endeudado, sencillamente no podrías aplicar esta regla. Y adivina cómo está la mayoría de la población, no importa el país: endeudada hasta sus raíces. Es poco realista, por no decir imposible, aplicar esta regla.

Sin embargo, yo no vengo únicamente a criticar lo malo, sino también a dar opciones, sugerencias y ejemplos claros sobre cómo podrías considerar administrar tu dinero mes a mes.

La regla del 17 % y mis sugerencias

Sí, es una regla, exactamente lo que critico.

Sin embargo, quiero hablar de ella brevemente, ya que lo hemos hecho en reiteradas ocasiones. Hoy en día, si una persona llegase a ahorrar el 10 % de sus ingresos, ya está haciendo las cosas muy bien. Sin embargo, hacerlo «muy bien» no es suficiente. Yo tengo una frase que es: «ahorrar no basta, ni bastará», haciendo alusión a que debemos invertir el dinero.

La regla del 17 % es una aspiración. O sea, no es algo perpetuo que debas seguir al pie de la letra; es flexible. Busco la concientización de las personas para que entiendan por qué son tan importantes los porcentajes, por qué me enfoco tanto en ello y por qué mi presupuesto personal está basado en el porcentaje de cada gasto respecto a mis ingresos, recordando que el ahorro lo veo como un gasto e invito a hacerlo también.

La regla es sumamente sencilla: debes aspirar a ahorrar e invertir el 17 % de tus ingresos. Empieza con un 1 % o un 5 %, pero empieza con algo. Y la forma de lograr esta aspiración es aprender a gastar el dinero.

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Foto de Aidan Hancock en Unsplash

Uno de los grandes y más atractivos beneficios de llegar a ahorrar el 17 % de tus ingresos es que, en un año, podrías acumular el equivalente a dos de tus sueldos. Sería como recibir un sueldo 13 y un sueldo 14, adicionales a los que te brinda tu empleo (lo que también se conoce como doble sueldo o aguinaldo). Imagina a Luis, que gana 24 mil pesos: si logra ahorrar el 17 % de sus ingresos a lo largo del año, podría tener 48,000 pesos (unos 800 dólares). Un solo enfoque, una sola meta, y ese monto podría considerarse su fondo de emergencias.

Idealmente, además de ahorrar el 17 %, Luis debe invertir ese dinero todos los meses. Así, el rendimiento de sus ahorros será aún mayor; ganaría mes con mes, y con el pasar de los años, la diferencia se nota muchísimo, te lo aseguro.

Estoy convencido de que prácticamente cualquier persona con deudas moderadas e ingresos bajos, únicamente si aprende a gastar el dinero —valiéndose de herramientas como el presupuesto personal, el registro de gastos y el uso de tarjetas de crédito (opcional, aunque es la mejor opción)—, podría pasar de ahorrar 0 a tal vez llegar a un 8 % en cuestión de un par de meses.

Ojito aquí, tampoco digo que sea fácil: requiere esfuerzo, y eso es lo que muchos de nosotros no estamos dispuestos a realizar.

¿Pero por qué la regla del 17 % sí podría funcionarte?

Si aprendes a gastar el dinero, estoy convencido de que podrías llegar a un 8 % de tus ingresos en ahorros. La regla del 17 % funciona porque te obliga a enfocarte en una sola meta, al menos al principio y con bajos o medios ingresos. Esto centra toda tu atención en el gasto, que es probablemente la vía más corta y también la más realista para la mayoría de nosotros.

Bien, se podrían considerar otras variables, como obtener nuevas fuentes de ingresos, algo que es totalmente loable y que invito a hacer a la vez. O sea: planificas y organizas tus finanzas (por ende, aprendes a gastar), ahorras el porcentaje de acuerdo a tu situación actual (1 %, 5 % u 8 %) y, a medida que aprendes a administrar el dinero, vas haciendo planes para reducir deudas si las tienes.

Pero, además, al mismo tiempo buscas obtener nuevas habilidades que te permitan conseguir más y mejores ingresos. Una cosa no quita la otra. Y es difícil, claro que sí, pero no es imposible. Por eso siempre recalco el esfuerzo como eje principal para lograr el bienestar financiero.

Si tienes deudas, destina la mayor parte de tus ingresos a pagarlas, mientras aplicas una sencilla regla: ahorra un porcentaje mensual pequeño que a ti te convenga. Podría ser, por ejemplo, un 5 % de ahorros, y procura ir aumentándolo; por eso mi énfasis en aprender a gastar.

Si ganas muy poco, idealmente debes enfocarte en gastos esenciales y optimizarlos. Desde ya te digo que no te conozco, pero podría apostar todo lo que tengo en los bolsillos a que desperdicias el dinero en comida, ya sea comprando cosas fáciles y prehechas, o bien comiendo ultraprocesados. Es lo primero que considero que deberías atacar. E, igualmente, debes establecer una meta, así sea pequeña, de ahorro mensual. Otra vez, un 5 % e ir aumentándolo es un buen punto de partida.

Si ganas más que la mayoría, ¿por qué quedarte con el 17 % o 20 % de tus ingresos destinados a ahorro e inversión? ¿Por qué no más? Adapta tu situación y tus objetivos a tu realidad, siempre y cuando ya cubras tus necesidades o te lo puedas permitir porque tienes pocos compromisos.

¿Cómo saber si la regla del 17 % es para ti o si es mejor quizás la regla 50/30/20?

Te invito a reflexionar. Lo que yo considero es que primero debes comprender y administrar tu dinero de forma eficiente, tener un ciclo o sistema financiero personal donde puedas hacer un diagnóstico de tus finanzas de forma sencilla:

  • ¿Tus necesidades superan el 50 %?
  • ¿Tienes capacidad real de ahorro?
  • ¿Sabes cuánto gastas y si ese gasto es eficiente?
  • ¿Tus deudas representan más del 20 % de tus ingresos?
  • ¿Cuáles son tus metas? ¿Cuál es tu objetivo?
  • ¿Dónde vives? ¿Cuál es el costo de vida?
  • ¿Tienes carga familiar?
  • ¿Tienes ingresos variables?

No es fácil responder a todas estas preguntas, pero te aseguro que te ayudarán a comprender mejor tu relación con el dinero y, por supuesto, esa conciencia te brindará una respuesta clara sobre qué camino elegir. Pero si algo tienes que hacer sí o sí, y no es negociable, es poner tus finanzas en orden.

Si usas mi plantilla para el presupuesto personal, te aseguro que me he esforzado en que sea sencilla y fácil de entender, pero no significa que no sea potente; todo lo contrario, despeja lo innecesario y se enfoca en lo que realmente importa.

Luego está mi sistema avanzado para administrar el dinero, el método RAO, del que podrías aprender algo y tal vez te inspire para que logres tu propio sistema. La importancia del mismo, y donde el presupuesto personal es el eje central, es que si no mides, si no registras tus pasos con el dinero, sencillamente es más difícil que logres tus objetivos.

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Foto de Gabriel Meinert en Unsplash

Sería algo así como alguien que quiere bajar de peso o mejorar sus músculos: bien podría hacerlo sin medir nada y podría lograr resultados favorables con «fuerza bruta» como me gusta decirle, todos conocemos esa persona del barrio o comunidad que ha logrado avanzar en su vida a puro pulmón o sin tener muchos conocimientos de un tema a eso me refiero, pero si mide lo que hace, desde sus comidas hasta su entrenamiento, ni tú ni yo podemos negar que podría lograr iguales o mejores resultados en menor cantidad de tiempo y haciendo un uso adecuado de los recursos.

Yo intento mantener una filosofía clara y sencilla. Creo que es lo ideal; muchas veces complicamos las cosas, y realmente lo más útil casi siempre es simple, aunque solo sea en apariencias, ya que en el trasfondo tiene mucha complejidad.

Está más que demostrado que tener un presupuesto personal, un ciclo financiero y darle seguimiento reduce el estrés considerablemente, pues básicamente tienes un plan, y el tenerlo te hace sentir empoderado con las riendas de tu vida, te permite visualizar la mejoría en un futuro y también prevenir situaciones adversas a través de un fondo.

Empezar por revisar ingresos, gastos, deudas y tus objetivos es un gran paso. Valerte de un presupuesto personal y tu propio sistema para organizar el dinero es lo más recomendable, por un tema de eficiencia y también por comodidad, te lo aseguro, así que inténtalo.

Mi interés final es que crees tu propia regla. Hazlo con intención y compromiso, y tal vez en tu caso no aplique ni mi regla ni la otra, sino una que tú hayas construido de acuerdo a tus necesidades.

Nos vemos, o nos leemos, palabra. — Daury

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