Soy un apasionado y especialista en marketing. Gran parte de lo que te diré a continuación es con conocimiento de causa: son las trampas de marketing que te hacen gastar de más, a veces sin que te des cuenta.
El marketing como tal no es malo. Como toda herramienta, puede ser usada para el bien o para el mal (piensa en un cuchillo en manos de un cocinero o en manos de un delincuente).
El detalle es que, en ocasiones, podemos estar propensos a gastar de más, y en la mayoría de los casos, esto se debe a nuestra educación. Es un tema psicológico, más profundo de lo que vemos a simple vista. Los seres humanos estamos llenos de sesgos, y parece increíble lo fácil que es persuadirnos, o a caso crees que es casualidad que mi pilar principal en las finanzas personales es la mentalidad financiera?
«Las personas rara vez piensan en términos de lógica, sino en los atajos psicológicos.» — Robert Cialdini
Tampoco es casualidad ni coincidencia que yo sugiera ir al psicólogo si queremos mejorar nuestras finanzas personales.

Considero que muchos de nuestros problemas con el dinero —la depresión, las compras impulsivas, el vivir de apariencias— son, en realidad, producto de nuestra mente.
¿Qué vas a leer?
El marketing agresivo o malévolo podría hacernos gastar más dinero. Y hoy quiero decirte cómo evitar ser influenciado en sobremedida.
Imagina entrar a una tienda “solo para mirar” y salir con tres bolsas llenas. ¿Te suena familiar?
No es casualidad: detrás de cada compra impulsiva hay estrategias diseñadas para que gastes más de lo planeado. Reconocerlas es el primer paso para recuperar el control de tu dinero.
1. La música y el ambiente
Parece mentira, pero ¿cómo es posible que la música te haga gastar más? Aquí entra en juego el cerebro humano. Piensa en lo siguiente: ¿qué sientes al escuchar música suave y lenta?
Tranquilidad.
Esta tranquilidad se traduce en más tiempo dentro de la tienda. Y mientras más tiempo duras, más propenso eres a comprar por impulso eso que está en oferta o al 2×1. Esta es una de las tramas mas sutiles, y realmente pocos podrían darse cuenta de su efectividad.
Las luces, los olores, los espacios limpios… todo está diseñado para estimular emociones.
¿Cómo esquivarlo? Primero, sé consciente de esa tranquilidad y de su objetivo. Segundo, ten una lista y cíñete a ella, ya sea en el supermercado o en una tienda por departamentos.
2. Los precios psicológicos ($9.99 en lugar de $10)
Es el “efecto centavo”: nuestro cerebro percibe un precio más bajo de lo que realmente es.
No aplica solo con centavos, sino también con precios de $97 en vez de $100, o $247 en vez de $250. Si de ahora en adelante te fijas detenidamente, probablemente tu perspectiva cambiará.
¿Cómo esquivarlo? Redondea mentalmente y siempre hacia arriba. No es que el precio cambie, sino tu visión del mismo.
3. Los combos y el “paga 2, lleva 3”
Crean una sensación de “ganancia”, aunque termines comprando cosas que no son útiles. El simple hecho de tener algo extra y «gratis» es un método fácil para hacer que los consumidores gasten más.
¿Cómo esquivarlo? Pregúntate si comprarías ese producto sin la promoción.
4. El anclaje de precios
Consiste en mostrar primero un producto caro para que el siguiente parezca “barato”.
Un ejemplo clásico es la suscripción premium vs. la básica. También pasa con cursos online donde se muestra un precio de $100 tachado y una «oferta» de $50.
¿Cómo esquivarlo? Compara opciones en frío antes de decidir y, por supuesto, evalúa si realmente necesitas esa opción o si una alternativa es suficiente.
5. La urgencia artificial (oferta por tiempo limitado)
Frases como “solo hoy” o “últimas unidades” generan compras por el miedo a perder la oportunidad (FOMO).
Piensa en esos cursos online que valen $1,000, pero «solo por hoy» o «en las próximas 2 horas» cuestan $500.
¿Cómo esquivarlo? Respira y date al menos 24 horas antes de decidir. La forma de evitar estas artimañas es saber lo que necesitas, planificar antes de comprar y buscar alternativas.
6. Las reseñas y la validación social
Ver “miles de opiniones positivas” activa nuestro instinto de imitación.
Muchas reseñas son infladas o manipuladas. Si un producto es realmente bueno, por pura estadística, es más probable que tenga 4.x estrellas en lugar de 5 perfectas.
Yo particularmente confío mucho en las reseñas, sobre todo en Amazon, pero también indago sobre el uso que le dio ese usuario al producto para ver si tiene coherencia.
¿Cómo esquivarlo? Busca fuentes independientes y de confianza. Cuando iba a comprar mi televisor, en lugar de fiarme de la tienda, fui a Rtings.com, un sitio de análisis técnico. Al final, conseguí un televisor de una marca menos famosa pero de mejor calidad y a un precio más bajo que las opciones populares. Todo se trata de evaluar y comparar.
7. El sesgo de autoridad
Esta es una trampa extra que no mencioné antes. Ocurre cuando un «experto» o un influencer recomienda un producto.
Automáticamente, le damos más credibilidad.
¿Cómo esquivarlo? Pregúntate: ¿esta persona realmente usa y ama este producto, o simplemente le están pagando por promocionarlo? Busca opiniones de usuarios reales, no solo de embajadores de la marca.
«Cada vez que compres, pregúntate: ¿yo decidí esto o me lo vendieron?»
El marketing está diseñado para que compres sin pensar, pero ahora tienes las herramientas para reconocer sus trucos.
La próxima vez que sientas la tentación, recuerda: tu dinero debe trabajar para ti.
Espero que todo vaya bien, que todo vaya chévere. Es dura la vida, vibra bueno. #verygoodforlife.
Nos vemos o nos leemos, palabra. – Daury DiCaprio