La única regla financiera que necesitas: aprende a gastar con inteligencia

Si hay algo en lo que se enfoca mi filosofía de vida es en ser eficiente, y por supuesto, eso involucra al dinero. Lo que he aprendido hasta ahora, y que he convertido en la filosofía de «Finanzas con Libertad», es que para tener bienestar financiero hay que aprender a gastar para vivir mejor.

No tengo la menor duda de que muchas personas viven en un despilfarro constante de dinero, en cosas que brindan un placer enorme pero que, a nivel sustancial, no tienen nada que ver con vivir.

Y aquí una aclaración: cada quien tiene el destino que ha construido y es amo del mismo, además de ser libre de elegir lo que crea conveniente sin dar explicaciones.

gastar con inteligencia, reloj de arena con 100 dolares

Pero si observas con detenimiento a las personas a tu alrededor, o quizás a personalidades públicas, la realidad de muchos no es un tema de cuánto dinero ingresan, sino de cómo lo gastan.

En este proyecto busco transmitir mi mensaje con lo que puedo y con lo que sé. Y aunque reconozco que podría estar equivocado en algunos de mis planteamientos, estoy convencido de que el truco está en el gasto, especialmente en los gastos fijos.

Aprende a gastar y así vivirás mejor, estoy convencido.

Tampoco vengo a romantizar la pobreza. Ciertamente, hay personas que apenas sobreviven con sus ingresos actuales, y para quienes aprender a gastar mejor es solo un parche en su situación. Pero aquí también te quiero aclarar algo: no te sientas parte de ese grupo, porque te puedo asegurar que probablemente no lo estás.

Más de la mitad de las personas que he estudiado, investigado y con las que he colaborado no tienen problemas de ingresos, sino con los gastos. No saben hacer sus «numeritos», como me gusta decirle.

Hoy en día, el verdadero poder en las finanzas —y tal vez en el futuro lo sea aún más— no está solo en ahorrar o ganar más, sino en gastar el dinero con inteligencia. El 99 % de nosotros tenemos recursos limitados, lo que significa que debemos hacer buen uso de ellos si queremos hacerlos crecer o, como mínimo, preservarlos.

¿Qué significa realmente aprender a gastar?

No es gastar menos, o bueno, no de forma explícita. Tampoco es restringirte de los placeres de la vida, sino más bien gastar con intención. Y podemos empezar analizando un rubro donde, sencillamente (y te puedo apostar todo lo que tengo en los bolsillos ahora mismo), la mayoría hace un uso inadecuado del dinero.

Ese rubro es: la alimentación.

Si aprendes a gastar el dinero en tus comidas o alimentos, te aseguro que tienes una gran forma de ahorrar. Mi razonamiento viene de lo siguiente, y quiero que reflexiones al respecto:

En gran parte del mundo, aproximadamente el 60 % de la población tiene sobrepeso u obesidad. A grosso modo, esta enfermedad proviene de un exceso de comida. Y aquí quiero que razones conmigo: ¿con qué se compra la comida? Con dinero. ¿Y qué significa si comemos más de lo que necesitamos? ¡Eureka! Gastamos más dinero del necesario en alimentos.

No importa desde dónde me leas, escuches o veas, probablemente tienes sobrepeso u obesidad. Pero, además, como especialista en alimentación, también te aseguro que comiendo comida real, en vez de alimentos ultraprocesados, es muy, pero muy difícil, engordar o tener sobrepeso.

Pero, además, te digo otra cosa: adivina qué cuesta más, ¿un alimento ultraprocesado o un alimento real?

Y siempre que hablo del tema pongo el ejemplo de un chocolate muy famoso de envoltura roja, que no solo me encanta, sino lo siguiente. Ese chocolate cuesta 75 pesos, por ejemplo, y me lo como en 3 minutos. Y fácilmente, si me dejo llevar por el gusto o el placer, me puedo comer uno diario.

Pero resulta y acontece que, con esa misma cantidad de dinero, yo puedo preparar un desayuno muy nutritivo a base de avena, frutos secos y frutos del bosque o bayas.

Y tal vez a ti no te guste el chocolate (que, por cierto, es pecado), pero te puedo asegurar que tienes uno o varios «gusticos» que son igual de caros: quizás empanadas, arepas, refrescos o gaseosas, pasteles u otro tipo de dulces.

La lista podría ser interminable. Cada uno de nosotros tiene gustos diferentes, pero todos apuntan a una sola cosa: nos encantan los productos ultraprocesados, pues nos brindan muchísimo placer mental y a nuestro paladar, aunque sea momentáneo.

Si lo pones en perspectiva, con el mismo dinero que te bebes una gaseosa o te comes un chocolate, podrías preparar un desayuno con avena como el mío, o quizás con huevos y algún que otro tubérculo, y hasta ponerle un poco de queso. Y todo con la misma cantidad de dinero o menos. Es en eso en lo que quiero que pienses antes de gastar.

No te estoy diciendo que no te compres tu gaseosa favorita, para nada. Simplemente quiero que analices y establezcas prioridades. Aparte de que los productos ultraprocesados son los que te tienen obeso o en sobrepeso (si eres parte de la estadística, 60 de cada 100 personas lo son), es algo que deberías considerar reducir o eliminar, porque no solo saca dinero de tu bolsillo, sino que sigilosamente te está matando.

Por eso hablo de gastar con intención, de saber y ser conscientes de lo que implica gastar en X o Y cosa.

Gasto impulsivo vs. Gasto inteligente

  • Si yo compro la gaseosa o el chocolate para sentirme bien, y es el camino fácil, es un gasto impulsivo.
  • Si yo compro un teléfono y, antes de hacerlo, investigo, comparo opciones y planifico mi compra (lo que a menudo conlleva ahorrar primero y gastar después), eso es un gasto inteligente.

No siempre vamos a ser 100 % efectivos e inteligentes en nuestros gastos, pero con que logremos que una gran cantidad de nuestras decisiones vayan en esa dirección, es más que suficiente.

Antes de gastar el dinero

Si ya decidimos obtener un producto, un artículo o algún servicio, primero debemos ganarnos el dinero. Gastar por gastar y que luego «Dios proveerá» no nos sirve si queremos mejorar nuestras finanzas. Además, debemos priorizar la calidad de vida, no los bienes materiales.

La vida es muy sencilla, pero nos esforzamos en complicarla. — Buda

No necesitas más cosas; necesitas menos cosas y de mejor calidad. Por eso debes comparar e investigar antes de comprar cualquier cosa, así cueste 100 pesos. Un gran problema es que muchos no valoramos las cantidades pequeñas porque las comparamos con nuestros ingresos.

Aprender a gastar: algunas consideraciones

  • Define qué quieres: establece metas y objetivos claros. ¿Qué significa «vivir mejor» para ti?
  • Evita comprar por emoción (probablemente lo más difícil).
  • Gasta tu dinero con conciencia: procura obtener experiencias, educación, salud y tiempo libre.
  • Antes de comprar cualquier cosa, hazte dos preguntas: ¿Esto me acerca a la vida que quiero? ¿Comprar esto es realmente necesario?

Son preguntas que todos deberíamos hacernos para aprender a gastar el dinero de forma inteligente. No es fácil y nadie dijo que lo fuera, pero si te esfuerzas en hacértelas antes de adquirir un producto o servicio, estoy convencido de que actuarás con un mayor nivel de conciencia.

Errores comunes al comprar

  • Confundir el placer momentáneo con un bienestar duradero.
  • Pensar que gastar es malo, cuando el verdadero problema es no saber cómo ni por qué.
  • Usar el gasto como anestesia emocional (ese chocolate que tanto me gusta para sentirme bien).
  • No comparar, ni investigar y, mucho menos, planificar.
  • Tomar prestado para adquirir lujos y viajes no planificados.

Un gran número de personas compra cosas que no necesita simplemente para mejorar su estado de ánimo. Y de vez en cuando se podría hacer; el problema es que nos pasamos de la raya y caemos en un círculo vicioso donde compramos para sentirnos bien «siempre», y en la mayoría de los casos, esto afecta nuestras finanzas presentes y futuras.

El beneficio de aprender a gastar es, sencillamente, menos ansiedad financiera y una mejor alineación entre tus finanzas y tu estilo de vida. El ahorro se vuelve algo natural; no lo haces con un sentido de obligación o de forma forzada, lo haces porque realmente logras comprender cómo ahorrar hoy te beneficia mañana.

Básicamente, te conviertes en alguien que vive consciente de sus limitantes económicas, que vive con intención y no por reacción a su entorno.

«Demasiadas personas gastan dinero que no tienen, en cosas que no necesitan, para impresionar a gente que no les importa.” — Will Rogers

En mejores palabras: no arruines tu futuro por «disfrutar» el presente. No necesitas mucho, ya eres suficiente y puedes hacerlo. Aprender a gastar no significa restringirte, o no del todo, sino más bien conectar tu esencia con lo que realmente importa.

Si lo pensamos con detenimiento, y otra vez te invito a reflexionar, ¿qué es lo que siempre les exigimos a los políticos? Que gasten el dinero mejor, que no lo desperdicien y que no haya corrupción. Con cierto matiz, esto es exactamente «aprender a gastar»: hacer un uso adecuado, en tiempo y forma, de nuestro dinero. Si se lo exigimos a los políticos, ¿por qué no empezar por nosotros primero?

Solo piénsalo.

Cuando aprendes a gastar para vivir mejor, dejas de vivir para los demás y te enfocas en la persona más importante de tu vida: tú mismo. Y aunque pueda parecer que todo este pensamiento es muy rígido, según quien lo vea, te aseguro que la clave está en el equilibrio y en ser plenamente conscientes de lo que queremos y lo que estamos haciendo.

Sin lugar a dudas, yo considero imprescindibles el presupuesto personal y el registro de gastos. Son la clave para lograr más con menos y, además, en menos tiempo. La conciencia antes de gastar el dinero proviene de estas herramientas. Si no las tienes, estás perdiendo el tiempo.

La próxima vez que tengas dinero en tus manos, hazte la siguiente pregunta: ¿esto me hace vivir mejor… o solo distrae mi vacío?

Nos vemos, o nos leemos, palabra. — Daury

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