La verdad sobre tu deuda: por qué no es tu culpa (y cómo tomar el control ahora

El tercer pilar para tener finanzas personales saludables es la deuda consciente.

Sé de primera mano que muchas personas están llenas de deudas y que, probablemente, le echan la culpa al sistema, a la cultura, al gobierno o a un dios de su preferencia. Permíteme empezar diciéndote que sí, tienen parte de razón, pero no tanta como creen.

Lamentablemente, muchas personas se ven a sí mismas como víctimas de un sistema corrupto, diseñado para que se endeuden. Son la víctima del cuento.

Pero mientras sigan pensando de esa manera, nunca podrán tomar cartas en el asunto. ¿Me sigues?

Sí, el sistema tiene algo de culpa, pero no toda.

Si no, pregúntate: ¿por qué hay personas que, aun teniendo menos oportunidades, logran un progreso sorprendente? ¿Son elegidos? ¿Son especiales?

No, para nada. Simplemente, aplicaron el primer pilar: la mentalidad. Y, a decir verdad, también tuvieron un poco de suerte.

Como dijo un gran pensador, Séneca:

«La suerte es lo que sucede cuando la preparación se encuentra con la oportunidad.»

Mujer que piensa en deudas financieras
Photo by Anthony Tran on Unsplash

El sistema te «empuja» a endeudarte sin sentido

Es muy fácil echarle la culpa a otros y ver sus errores. Lo complicado es darnos cuenta de las cosas que nosotros hacemos mal.

Ciertamente, el sistema, la cultura del consumo y el marketing condicionan nuestras decisiones económicas.

Mi propósito no es justificar el endeudamiento, sino restituir nuestras capacidades mentales y emocionales para así recuperar el control de nuestras finanzas con claridad y compasión.

La deuda no te define. Entiende el sistema y retoma el control. Pero, por favor, no te victimices.

Sí, existe un sistema, pero no te quiere pobre

La razón por la que muchas personas se mantienen en el círculo de la pobreza es simple: falta de educación financiera.

Pasa algo similar a lo que ocurre en mi querida República Dominicana. Muchos padres esperan que la escuela eduque y forme a sus hijos. Pero lo que no saben es que los niños aprenden y repiten lo que ven, y lo primero que ven es el comportamiento de su entorno: sus padres.

Y cuando veo conspiranoicos que le echan la culpa al sistema, pienso exactamente lo mismo. Ellos quieren que otros asuman sus propias responsabilidades.

Pasa algo similar con las personas que ven como «malvadas» a las entidades financieras. Son un negocio al que le encanta venderte una tarjeta de crédito, y es tu responsabilidad elegir la adecuada y, sobre todo, saber usarla. ¿Me sigues?

O sea, no todo es culpa del sistema, y no todo es culpa tuya.

Pero, por favor, no creas que eres la víctima y el sistema es el opresor. Porque te repito: ¿cómo es que hay personas que, incluso con menos oportunidades, logran grandes resultados?

Mi trabajo a partir de ahora es enseñarte cómo hay cosas en el sistema que podrían estar perjudicándote, pero que no son un problema en sí mismas, sino que podrían ser todo lo contrario: una oportunidad.

El cerebro humano libera dopamina anticipando la compra, no cuando la realiza —una trampa emocional que impulsa el gasto—

Por qué no es (del todo) tu culpa endeudarte

Los seres humanos estamos llenos de sesgos. No es algo que yo me invente.

Fíjate la próxima vez que escuches a alguien hablar. ¿Te gusta lo que dice porque estás de acuerdo o porque te está diciendo algo que ya crees correcto? Eso, querido lector, es el sesgo de confirmación.

¿O cuándo vemos a un doctor en algún tema y damos por sentado como verdad lo que dice, sin investigar ni razonar? Eso es el sesgo de autoridad.

¿O por qué, cuando consumimos noticias negativas, a menudo lo único que vemos en la sociedad es lo negativo?

Te has fijado que una persona recibe 99 comentarios positivos, pero recibe uno solo que es negativo, ¿y solo le presta atención a ese? Otra vez, es un sesgo que todos tenemos.

¿Qué tiene que ver todo esto con la deuda?

Querido lector, por si no ha quedado claro, te lo repito: estamos llenos de sesgos.

Y los mismos pueden ser aprovechados por los especialistas de la publicidad, pues con una mente débil, nos pueden fomentar a tomar créditos.

La educación financiera, que no te enseñan en la escuela, está ausente en la mayoría de los países. El comportamiento es el mismo en todas partes.

Y siempre que hablo de esto, traigo debajo de la manga lo siguiente:

En Estados Unidos, el 60 % de la población no tiene $1,000 para cubrir una emergencia.

O sea, en el país más poderoso del mundo, gran parte de su población vive con los mismos problemas que en Latinoamérica. ¿A qué se debe?

Te invito a reflexionar e investigar, pero te adelanto que la falta de educación no tiene fronteras.

Evidentemente, el sistema publicitario está diseñado para fomentar el consumo, el gastar para pertenecer y las apariencias. Ese fomento a la cultura del estatus, en mentes débiles, cala y mucho.

La psicología detrás del endeudamiento

Hay algo extraordinario en nuestro cerebro: un neurotransmisor llamado dopamina.

Es la encargada de darnos placer, y es fundamental para el ser humano. Pero, como dice un dicho popular, todo en exceso hace daño.

El placer que nos brinda comprar cosas, el tenerlas aquí y ahora, es decir, la gratificación instantánea, es algo que eleva la dopamina y no tiene límites a menos que nosotros se lo pongamos.

  • Compras como anestesia del estrés: un gasto por mera emoción.
  • El ciclo de culpa y recompensa: te sientes mal, gastas para sentirte bien, y luego te sientes culpable por haber gastado.

Otra vez, es un tema complejo. No es únicamente culpa del sistema, sino de nuestra educación y nuestra inteligencia emocional. ¿Me sigues?

A menudo, yo utilizo el término de que «el cerebro es ciego».

  • En la alimentación: tu cerebro no sabe si es carne blanca o roja; solo ve nutrientes.
  • En el ejercicio: no ve si estás levantando una pesa de 20 kilos; solo recibe un estímulo que requiere fuerza.

En el caso de las compras, el cerebro no diferencia una compra necesaria de una recompensa emocional. Él solo recibe el estímulo de la gratificación y le gusta.

Y eso es lo que nosotros, como seres racionales, debemos gestionar e identificar.

Lo primero es aprender sobre los sesgos. Lo segundo es desarrollar nuestra inteligencia emocional. Y lo último, y no menos importante, es tomar acciones.

No te dejes llevar repitiendo que la culpa es del sistema. Pregúntate: ¿qué estás haciendo tú al respecto? ¿Qué está bajo tu control?

El marketing crea consumidores endeudados

Como especialista, te puedo asegurar que es más de lo que se dice. Lamentablemente, y sin miedo a equivocarme, un 60-70 % del marketing que se realiza tiene ese fin.

El marketing como tal es una ciencia noble. Es crear la conexión entre productos y necesidades. ¿Qué de malo podría tener que yo tenga un producto y quiera mostrarlo al mercado con mi mensaje y mi estrategia?

mujer guarda dinero en bolsillo de su derecha, pantalo jeans, no se ve la cara
Foto de Sasun Bughdaryan en Unsplash

El problema viene con la publicidad dañina, donde se crean necesidades ficticias.

Y tú dirás: «es que si no es así, no se vende». Nada más lejos de la realidad. Lo notarás cuando saque mis cursos. Sí, tendrán publicidad y un marketing bien estructurado, pero abogaré por no seguir ese camino, porque confío en que mis productos satisfacen necesidades reales.

Sin embargo, yo soy un idealista, pero también soy objetivo: gran parte de la publicidad y el marketing realmente crean consumidores endeudados.

Eso de «cómpralo hoy y págalo después», aunque en algunos casos conviene, a veces se abusa de ese recurso.

Volviendo a mi idea sobre los cursos de finanzas: imagínate que yo ofrezca un curso a cuotas. Bien podría hacerlo por facilidad. Pero ofrecer educación financiera a través del endeudamiento, ¿como que no tiene mucho sentido, no crees?

La influencia social y las comparaciones

Y ni hablar de la influencia de las redes sociales y las tediosas comparaciones constantes con lo que vemos en internet.

Por un lado, compararnos con otros no deja nada bueno. A menudo, ves a una persona con cierta solvencia económica y no sabes realmente cómo la consiguió. No sabes si es legal o falso, si es herencia o lotería. No sabes nada, pero aun así, existen comparaciones.

La forma de evitarlo es sencilla: concéntrate en ti y en tu entorno. Observa, pero no asumas nada.

Dato: el 60 % de las compras online son impulsivas (Think With Google, 2023).

Por otro lado, no te dejes llevar mucho por los «influencers», incluyéndome a mí.

Yo bien podría recomendarte un producto. Y podría serte útil, quizás. Ahora bien, es tu responsabilidad saber si esa recomendación se adapta a tu estilo de vida, a tus metas y a tus capacidades financieras.

Esto me pasa mucho en el sector de la tecnología, donde también soy especialista. Hay muchísima gente cuyo único motivo para recomendarte algo es el enlace de referido.

Hay hostings malos que pagan $100 o $200 por llevar a una persona. Haz tus cálculos. ¿O crees que es casualidad que todo el mundo recomienda Shopify? Ciertamente, es una muy buena herramienta, pero para cierto tipo de personas, no para principiantes.

Y aquí hago hincapié siempre en lo siguiente: no es responsabilidad de ellos educarte para saber qué necesitas. Es tuya, únicamente. Es tu deber investigar, comparar y elegir lo que a ti te beneficia.

Es posible que a mí se me acuse de lo que yo estoy acusando a otros. Por eso insisto en que no es mi responsabilidad enseñarte qué te conviene, sino que, con tu propia educación, logres discernir lo que es favorable para ti.

De mi parte, tengo una ética que no la compra el dinero, intento analizar cada producto o servicio además mi apartado en cada proyecto de transparencia diciendo quién me paga y quién no, y así sucesivamente. Mis palabras no valen, pero juzga mis acciones. Solo te pido eso.

Rompe con la identidad de víctima y recupera el control

El dinero no tiene moral. Acepta tu situación y recupera una identidad donde tú eres el único responsable de las cosas que compras y piensas.

Usa el conocimiento para empoderarte. Conviértete en un estratega.

Todo lo que escuchas es una opinión, no la verdad. Tenlo presente cuando decidas adquirir productos o servicios.

Tu situación actual sí podría ser a causa de un sistema que te empuja a gastar. Pero te recuerdo el ejemplo de los padres que esperan que la escuela eduque a sus hijos, cuando en realidad ellos son su principal ejemplo.

Sí, hay culpa del sistema, y lo admito. Pero es tu responsabilidad, y de nadie más, tomar decisiones acertadas de acuerdo a tus propósitos.

Cómo empezar a tomar el control de tu deuda

  1. Espera 48 horas antes de hacer una compra no esencial.
  2. Negocia las tasas de interés. A menos que tengas un mal crédito, puedes obtener dos, tres y hasta cinco puntos menos.
  3. Planifica tus compras. Es lo mejor que podrías hacer para comprar sin culpa.
  4. Piensa en el tiempo que te toma AHORRAR ese dinero, no ganarlo.
  5. Automatiza los pagos para evitar retrasos y comisiones.
  6. Toma prestado, sí, pero para cosas que te sirvan de trampolín para mejorar tu vida o aumentar tus ingresos.

Cambia la mentalidad (sé que es difícil)

Debemos reeducarnos mentalmente. El lenguaje crea la realidad que vivimos. La forma en que nos hablamos determina nuestros pensamientos, y estos, a su vez, nuestras acciones.

Cambia la narrativa. Pasa del «me va mal con el dinero» al «estoy trabajando en mejorar mis finanzas«.

No tienes que ser perfecto. Solo debes tener consistencia en el aprendizaje. A algunos les toma semanas y a otros meses. Recuerda que no debemos compararnos; cada uno tiene su propio camino y su ritmo.

mujer sujeta monedas y habla de hacer un cambio en como usamos el dinero quiere decir la inflación
Foto de Katt Yukawa en Unsplash

A medida que avances, te darás cuenta de por qué hablo del interés compuesto aplicado al conocimiento. Lo que aprendiste el día 1 se conecta y suma a lo que aprendiste el día 345, y se vuelve una bola de nieve.

Recuerda que nadie aprende de sus éxitos, sino de sus errores. Suena duro, y lo sé, pero lo que más nos enseña son los hechos adversos.

Celébrate los pequeños triunfos. Eso construye una confianza genuina. A menudo me autocelebro logros que para otras personas son pequeños, pero que para mí resultan fantásticos.

Si ya fracasaste, no lo veas como un fracaso. El sistema no ayuda, no se nos enseña en la escuela, nuestros padres tampoco sabían… pero no debemos vernos como víctimas, sino como personas que, hasta ahora, eran ignorantes del tema.

Y para eso estoy yo aquí. Espero colaborar contigo. Por cierto, y si has leído hasta aquí, es exactamente lo que estas pensando, la culpa no es del sistema, si a ver vamos el responsable principal de tu vida, eres tú.

«Finanzas con Libertad» empieza donde termina la culpa. Aprende, perdónate y avanza.

Espero que todo vaya bien, que todo vaya chévere. Es dura la vida, vibra bueno. #verygoodforlife.

Nos vemos o nos leemos, palabra. — Daury

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