El presupuesto inverso: gasta primero en lo que te hace feliz

Hacer un presupuesto personal es todo un hito. Y siempre le agrego la coletilla «ideal para ti» porque, en muchas ocasiones, queremos repetir lo que observamos en otros algo que a veces no es la mejor solución, y el caso del presupuesto no es la excepción.

Sin embargo, hoy vengo a hablarte de la contraparte, del antagonista si se quiere: el presupuesto inverso.

Erróneamente, asociamos la idea de un presupuesto con restricción y, en algunos casos, con culpa. Pero, en realidad, puede ser una herramienta de libertad, conciencia y disfrute.

hacer un presupuesto inverso, joven escribe
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El presupuesto inverso propone que gastemos primero en lo que nos hace felices y nos aporta valor, para luego ajustar el resto.

Y ojito aquí: no se refiere a un gasto desmedido, sino a priorizar.

A menudo, un presupuesto se hace con el fin de «sufrir menos». Pero, ¿y si lo inviertes para «disfrutar más»?

Y aunque el presupuesto inverso parezca la contraparte del tradicional, es básicamente lo mismo que propongo siempre, pero visto desde otro ángulo.

Es la esencia de mi filosofía: no se trata de no gastar, sino de gastar mejor.

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Los problemas del presupuesto tradicional

Mira lo que pasa: los extremos nunca son buenos, por eso abogo por el equilibrio.

Lo que yo observo, y podría estar equivocado, es que a la hora de enseñar a hacer un presupuesto no se enseña a establecer propósitos, objetivos y metas. Tampoco a analizarlo para tomar decisiones.

Esto tiene efectos negativos en nosotros:

  • Culpa: por no cumplirlo al pie de la letra.
  • Falta de motivación: porque no vemos un fin claro.
  • Sensación de restricción: porque se siente como una cárcel.

Ese es el motivo principal por el que muchas personas lo abandonan: porque no conecta con sus emociones.

«No necesitamos más disciplina, necesitamos más propósito.»

Qué es el presupuesto inverso y por qué funciona

Repito: no se refiere a gastar el dinero como si no hubiera un mañana. Se trata de poner la felicidad y el propósito primero.

Te invito a que hagas lo siguiente:

  1. Define lo que más valoras. Ya sea educación, diversión, experiencias, proyectos o inversión. Lo que tú quieras.
  2. Asigna dinero a esas cosas primero. Con evidente prudencia, para que no venga un chistosín a decirme que, como le gusta viajar, destina el 30 % de sus ingresos a eso.
  3. Y por último, ajusta todo lo demás.

Por ejemplo: Imagina que quieres hacer turismo interno en tu país. Pues bien, destina una cantidad prudente, digamos el 10-15 % de tus ingresos mensuales, para dichos fines.

Otro ejemplo: Imagina que quieres educarte en un tema específico, como artesanía o baile. Lo que harías es destinar una parte de tus ingresos, en primer lugar, a eso que aspiras. Otra vez, un 10-15 % de acuerdo a tus posibilidades.

Creo que ya se entiende. Es, básicamente, poner tus propósitos primero.

Los beneficios son evidentes para nuestra mente. Una mente con motivación positiva funciona mucho mejor que una que simplemente se restringe.

Además, alcanzar un logro se siente fenomenal. Le da sentido al gasto y se hace sin ningún tipo de culpa. Y eso ocurre, precisamente, cuando tenemos un propósito.

En pocas palabras, a nivel mental, te transforma.

Cómo aplicar el presupuesto inverso paso a paso

  1. Calcula tus ingresos netos. Lo que realmente entra en tu bolsillo cada mes.
  2. Define tus metas y pasiones reales. ¿Qué es lo que de verdad te mueve?
  3. Asigna dinero a esas áreas primero. Tu «fondo de felicidad», tu educación, tus inversiones…
  4. Distribuye el resto. Cubre tus gastos fijos, variables y el ahorro base.
  5. Evalúa mensualmente. ¿Sigues sintiéndote en equilibrio? ¿Tus prioridades han cambiado?

Si te es posible, crea una “cuenta de felicidad”: un fondo destinado exclusivamente a experiencias, aprendizaje o causas personales.

Sé que esto suena contrario a lo que se repite una y otra vez: «pon el ahorro primero» o «guarda el 20 %». Si me sigues, sabrás que este tipo de reglas me parecen un disco rayado.

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Yo creo que cada persona debe evaluar su contexto y su situación antes de establecer montos.

Pero, además, estas reglas «repetidas» pueden compaginar con un presupuesto inverso. Una cosa no quita la otra. Aunque asignes dinero a tu propósito primero, el ahorro igualmente puede ir en esos primeros lugares.

Todo se trata de equilibrio. No me puedes decir que tu propósito es comprar un carro y ponerlo de primero si no tienes un fondo para emergencias. ¿Me sigues?

Sea cual sea tu situación actual, el primer propósito —y aquí no es una sugerencia, es algo fundamental— debe ser crear tu fondo para emergencias.

O bien, podrías ir creando varios propósitos con cantidades pequeñas: el fondo para emergencias, el fondo de la felicidad, el fondo para viajes, etc.

Pero si te fijas, una cosa no quita la otra. No nos vayamos al extremo. Prudencia y equilibrio.

Ejemplos prácticos y comparativos

SituaciónPresupuesto tradicionalPresupuesto inverso
Viajes«Si sobra dinero»Se planifica primero
OcioUn gasto culposoUna inversión en bienestar
AhorroUna obligaciónUna herramienta para la libertad
PropósitoQueda para el finalEmpieza desde el inicio

«No se trata de gastar más, sino de gastar primero en lo que vale más para ti. Todo con equilibrio y prudencia.»

El cambio es transformador y tu paz es el premio

Siempre que puedo, traigo a colación cómo nuestra mente puede jugar a nuestro favor o en nuestra contra. Todo depende de su salud.

Y precisamente, llevar un presupuesto inverso —al igual que uno tradicional bien hecho— desarrolla en nosotros una serie de virtudes que mejoran nuestro bienestar.

  • Mayor consistencia: al tener un ahorro más natural y no sentirlo como un castigo, nos motivamos a seguir adelante.
  • Menos estrés financiero: esa sensación de control sobre nuestra vida es invaluable.
  • Compras con mayor satisfacción: porque nos permite ser más conscientes.

La fuerza de voluntad fluye mucho más suave, por así decirlo, porque estamos siguiendo lo que hemos determinado como prioridad y lo que compagina con nuestros valores.

Algunos errores que debes evitar

Como te digo una cosa, te digo la otra. El presupuesto tradicional no es malo del todo, y al crear un presupuesto inverso, podemos cometer los mismos errores, o incluso más.

1. Confundir «felicidad» con un impulso emocional. No me digas que te parece bien pedir comida todos los días por delivery porque tu propósito es una vida «relax» o «chilling». ¿Me sigues?

2. No medir los resultados. Cada semana, o en un tiempo prudente, siéntate y analiza si lo que estás haciendo te acerca o no a tus objetivos. Y otra vez: ¿esos objetivos son impulsos o tienen un propósito real?

3. Dar todo por hecho. A veces, vamos por la vida siendo idealistas, pensando que todo saldrá como lo planeamos. Un error grave en cualquier presupuesto es no dejar un espacio prudente para imprevistos. No lo olvides.

4. Compararte con los demás. En ocasiones, queremos repetir lo que hizo un amigo o el vecino. Pero no necesariamente lo que a otra persona le funciona te servirá a ti.

Somos completamente diferentes, incluso cuando hay similitudes de pensamiento. Por eso, te sugiero encarecidamente: no copies prioridades ajenas, establece las tuyas.

El presupuesto inverso podría ser la respuesta que buscas

El presupuesto inverso no se trata de gastar primero, sino de vivir primero, y hacerlo con intención.

Cuando entendemos las cosas que nos hacen felices y les damos un espacio prudente en nuestro dinero, las finanzas dejan de sentirse como un peso y se convierten en una herramienta.

Sé que hay cosas que suenan muy abstractas. Lo que yo te invitaré en todo momento es a hacer un ejercicio de reflexión: analiza tu situación y, en base a ello, toma las acciones pertinentes.

Recuérdate siempre que la base de unas buenas finanzas personales es, sin duda, la mente, el equilibrio y el gastar mejor.

El ahorro y la inversión, aunque muy importantes, necesitan de esa buena base.

Hacer un presupuesto personal, tal y como yo lo promuevo, ya toma en cuenta el propósito, los objetivos y la medición. Y aunque el presupuesto inverso es algo más sencillo, no son tan diferentes cuando logras analizar el trasfondo.

Yo no busco que las personas que me brindan el honor de escucharme planifiquen para «sufrir menos».

Yo busco esa libertad que llevo a todos lados. Busco que planifiquen para vivir mejor.

Espero que todo vaya bien, que todo vaya chévere. Es dura la vida, vibra bueno. #verygoodforlife.

Nos vemos o nos leemos, palabra. — Daury

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