Creo que una de las cosas más difíciles en toda nuestra vida es dominar nuestra mente. No es algo nuevo; filósofos de antaño ya lo decían.
Con el dinero pasa algo muy curioso, y es que los impulsos que tenemos a menudo vienen de la irracionalidad. Así que un gran consejo sería: domina tu cerebro.
Y no me malinterpretes, no se trata de prohibir gastar, sino de hacerlo con cierto nivel de inteligencia y conciencia para así alinear nuestro estilo de vida con lo que esperamos de ella.
Creo, y no soy el único, que el comprar cosas me hace sentir una especie of placer grandísimo. ¿O a ti no te pasa? Y luego te das cuenta de que ese algo no lo necesitabas.

En «Finanzas con Libertad», mi mantra principal es la mente, pero lo que busco no es gastar menos, es aprender a gastar mejor, incluso contra tus propios impulsos.
La dopamina que libera nuestro cerebro es algo que podemos reconocer y, de cierto modo, controlar, aunque no del todo. Y es tanto así que el marketing lo sabe, y a veces nos invita a caer en trampas que son tan obvias pero que a nuestro cerebro le gusta.
¿Por qué gastamos por impulso? (ciencia y psicología)
Lo admito, mencionaré mucho la palabra dopamina. Como estudioso de la conducta humana, inclusive más allá de lo económico, te puedo decir que no es mala ni es buena; es simplemente algo con lo que todos nacemos y que todos tenemos.
Nuestros impulsos, la mayoría de las veces, están influenciados por este neurotransmisor. Y es que, repito, el placer que nos produce es grandioso. Esa gratificación, en muchos casos instantánea, es lo que hace que no usemos nuestros recursos de forma racional, y no me refiero únicamente al dinero.
Los seres humanos, y todos, somos así. Estamos llenos de sesgos cognitivos: la urgencia, la escasez y, por supuesto, mi favorita, las comparaciones sociales.
El primer punto que puede ocasionar un cambio en nuestra vida es reconocer este tipo de cosas, aprender de ellas y, en cierto sentido, aunque no se puede en su totalidad, controlarlas.
Tenemos una mente emocional versus una mente racional. Muy bien lo define un libro que me encantó leer, que se llama Pensar Rápido, Pensar Despacio. Y es que nuestro cerebro se divide en dos partes, y ese cerebro límbico gana muchas veces la batalla.
El gasto por impulso tiene grandes consecuencias en nuestra vida
Comprar cosas, así sean pequeñas pero que se acumulan, nos produce en la mayoría de veces un estrés silencioso, que no solo afecta nuestra mente sino también nuestros bolsillos.
La culpa que se siente después de comprar algo que, una vez lo tenemos y pasan los días, nos damos cuenta de que tal vez no lo necesitábamos.
Y todos los caminos llevan a «Roma»: si vivimos de esa forma, sin mesura ni templanza, entonces probablemente tendremos menos dinero para cosas realmente importantes en nuestra vida: viajes, ahorro e inversión, experiencias, metas, educación y un largo etcétera.
¿Qué hacer para evitar compras por impulso? La práctica
No todo se trata de criticar e identificar las cosas malas que nos podría provocar nuestro cerebro. Lo que también propongo es qué hacer cuando se presente una situación parecida.
1. Piensa antes de comprar. Y sé honesto contigo mismo: ¿comprar este producto o servicio me acerca o me aleja de lo que quiero en la vida?
2. Planifica antes de comprar. Es muy fácil decir «esto me lo puedo permitir», pero tener un orden de prioridades es todo lo contrario, y es lo que a veces muchos obviamos por ignorancia o por dejadez.
3. Espera de 24 a 48 horas antes de comprar. Siempre se repite lo mismo, y yo lo sé, pero es que te aseguro que funciona muy bien el simplemente esperar para hacer frente a este sesgo de obtener las cosas ahora.
4. Sustituye el impulso – Reemplaza la compra por otra acción: caminar, leer o anotar el deseo.
5. Objetivos financieros claros – Ten metas visibles (viaje, ahorro, inversión) para recordar tu prioridad.
Anécdota: Eso de que «las ofertas siempre estarán ahí, el que debe estar preparado eres tú» es tan real que lo compruebo en muchas ocasiones. Por ejemplo, ves en internet una oferta de un televisor con un precio más que tentador. Pero resulta que eso tiene un ciclo. Lo que yo hago para demostrar mi hipótesis es que le tomo una foto y se la mando a personas cercanas. El precio en enero fue de 500 dólares. En el día de las madres, volvió a estar la oferta. ¿Ah, pero y en el día del padre? Efectivamente, volvió a estar, y así sucesivamente.

Y como te preparas, en primer lugar, es planificando la compra. Eso incluye una investigación previa del producto, pero además, una vez te decides por el televisor X, también deberías buscar alternativas en su compra, pues es posible que el establecimiento A lo venda por 500 dólares, pero el B lo venda por 470. ¿Me sigues?
4. Apaga las notificaciones y correos de ofertas. Si sientes que no llevas un control adecuado de tus compras, la mejor forma es apagar todo eso. Si no recibes el estímulo, es muy probable que no compres.
A todo esto, soy especialista en marketing. No solo sé de lo que te estoy hablando como usuario, sino también porque observo estrategias que explotan esos sesgos a diestra y siniestra.
Por ejemplo, yo no voy poniendo ofertas irreales a cada rato. ¿No te pasa que todos los meses, a todas horas, ciertos productos tienen «Precio original $300, precio de oferta $50»? ¿En qué cabeza cabe? A menudo, lo que eso significa es que ese producto nunca tuvo un valor de $300, sino que vale como mucho $60, y a veces ni siquiera los mismos $50.
Me gusta la filosofía de Apple o Nintendo. Te has fijado que es muy difícil ver ofertas de estas compañías. Son mi inspiración. En productos que yo ofrezco, suelo poner una oferta a final de año, por aniversario o algo que sea sustancial, pero intento vender las cosas por lo que yo creo que valen.
¿Qué pasa si controlamos nuestros impulsos?
Magnífico llegar a este punto. Creo que se entiende de forma predeterminada todo lo que nos beneficiamos al evitar compras impulsivas:
- Libertad y menos culpa, o sea, más conciencia.
- Más dinero en nuestros bolsillos para cosas más importantes.
- Satisfacción real en las compras, por saber que lo hicimos de forma eficiente.
No es casualidad que mi filosofía se trate primordialmente de aprender a gastar. El hacerlo con inteligencia nos hace ahorrar automáticamente y nos permite tener una vida más plena.
Dato: Estudios muestran que la dopamina aumenta antes de la compra, no después: el deseo es más fuerte que la recompensa.
El problema no es el error, es la actitud
Todos estamos llenos de sesgos cognitivos, así que no te creas que se pueden eliminar totalmente los impulsos. No somos perfectos, pero somos perfectibles. La fuerza de voluntad no basta, hay que tomar acciones y no castigarse.
El ciclo es el siguiente: reconocer un gasto impulsivo, ir poco a poco para no repetirlo, aprender del error y no castigarnos. ¿Me sigues?
Es eso y nada más. Y te aseguro que incluso una persona con bastos conocimientos en cómo funciona el dinero se va a equivocar.
Si yo cometo el error de comprar algo por el mero hecho de aparentar, por un impulso porque me sentía triste, y dicho error nunca lo reconozco, no hay educación en la faz de la tierra que me ayude. Es la actitud.
Si, por el contrario, yo hago un proceso de introspección, me hablo a mí mismo y decido tomar acciones para no repetir el error, te aseguro que la vida es muy diferente.
Todo es tiempo
A menudo, y pasa mucho con personas con sobrepeso u obesidad, quieren bajar de peso en 30 días. Quieren resolver en días una condición que les tomó años adquirir. ¿Me sigues?
Es comprensible querer avanzar rápido. Sin embargo, seamos más racionales, por favor.

Los impulsos que tenemos al comprar nos tomó años adquirirlos como hábito. Para apaciguarlos, aparte de que necesitamos aprender, necesitamos meses, no días, e inclusive a veces años.
Pero que no cunda el pánico. Hay estrategias para lograr resultados favorables de forma mucho más rápida. La clave es la educación.
Si quieres controlar tus impulsos, intenta reconocer tus emociones. Y si consideras necesitar ayuda, te sugiero ir a un profesional de la salud mental. Te ahorrarán mucho tiempo.
Y entiende, por favor, que todo en esta vida necesita tiempo, y que sí se pueden hacer las cosas. Nunca es tarde, solo debemos estar dispuestos a realizar el esfuerzo inconmensurable del que tanto me hago eco.
«La libertad no es hacer lo que quieras, sino tener el control de ti mismo.» — Séneca
Espero que todo vaya bien, que todo vaya chévere. Es dura la vida, vibra bueno. #verygoodforlife.
Nos vemos o nos leemos, palabra. — Daury