El mejor gasto es aquel que mejora tu vida y la de otros.
De nada vale tener mucho dinero si no se usa. El dinero, en sí mismo, es únicamente una herramienta y como tal hay que utilizarla. Gastar para ser más feliz es posible, pero no se trata de despilfarrar, sino de gastar con intención y planificación.
«La riqueza no consiste en grandes posesiones, sino en tener pocas necesidades.» — Epicuro
No necesitamos grandes bienes materiales para ser felices. La realidad es muy distinta, y tampoco el dinero, por sí solo, da la felicidad. Es una herramienta.

Si no, veámonos en el espejo de otros: artistas y gente millonaria que, al hablar de su vida, admiten que no se sentían felices a pesar de tenerlo todo.
No, el dinero no brinda la felicidad, pero tampoco te deja a una esquina de ella. La verdad es que sí puede contribuir, siempre y cuando lo usemos de la forma idónea y con un propósito.
¿Qué vas a leer?
Por qué las «cosas» no nos hacen felices a largo plazo
Piensa en la emoción que sentiste al comprar el último teléfono, tu carro o ese flamante televisor. Sin miedo a equivocarme, al pasar dos semanas ya te habías acostumbrado y el efecto «wow» había desaparecido.
En cambio, ese viaje con amigos o esa ida al cine para ver la primera parte de una saga, deja recuerdos mucho más potentes. La clave es la experiencia.
La ciencia, la psicología y la experiencia personal muestran que hay ciertos tipos de gastos que aumentan nuestro bienestar, y otros que solo dan una satisfacción momentánea.
La guía definitiva: en qué gastar para ser más feliz
1. Gasta en experiencias
La ciencia lo confirma: gastar en experiencias (viajes, conciertos, cenas) genera más felicidad que gastar en cosas. Hacer regalos o donaciones también eleva el bienestar de cualquier persona.
Los recuerdos y los aprendizajes duran más que la emoción de una compra material.
2. Gasta en tiempo
Pagar por servicios que liberen tu tiempo —limpieza, entregas a domicilio, herramientas de productividad o IA— puede darte un bienestar enorme.
Ese tiempo que compras es tiempo que puedes dedicar a lo que realmente te importa.
Siempre y cuando nuestra economía personal lo permita, hazlo.
3. Gasta en tu salud y bienestar
Alimentación, ejercicio, descanso. La salud es la base de toda experiencia positiva, y no es solo física.
Yo hablo mucho de Holentia, mi filosofía de vida, donde busco el equilibrio en mente, relaciones, cuerpo y finanzas. Estas son las áreas que nos brindan la paz y el bienestar precursores de la felicidad.
4. Gasta en tu crecimiento personal
Educación, libros, cursos, experiencias que te den nuevas habilidades. No solo es la mejor inversión, sino también la que más placer nos dará a lo largo de nuestra vida, te lo aseguro.
Son gastos que no solo dan satisfacción, sino que abren oportunidades futuras.
Ni sé qué decirte de mi propia experiencia. Por cursos o libros de tecnología, marketing o finanzas por los que pagué 20 o 50 dólares, o membresías de 200 dólares al año, hoy por hoy, no solo recuperé mi inversión, sino que todo lo que he ganado a partir de ahí es solo beneficio.
Ese conocimiento se queda conmigo para siempre, y poder transmitirlo a mis relacionados es una virtud.
El secreto es equilibrar. No es que cada centavo deba ir a tu educación. Quizás un 50-50 entre crecimiento y disfrute. En edades tempranas, tal vez un 90-10, para que ese conocimiento rinda frutos en los años venideros.
Una nueva perspectiva: ¿cuánto vale un mes de tu vida?
Ahora quiero compartirte una visión, una teoría que estoy puliendo.
Considero que cuando trabajas un mes completo y ganas, por ejemplo, 400 dólares, pero solo logras ahorrar 20, el verdadero valor de ese mes de tu vida son esos 20 dólares.
Piénsalo así: tuviste que trabajar un mes entero para poder acumular 20 dólares. Los otros 380 te sirvieron para cumplir tus obligaciones y placeres, pero lo que realmente construiste fueron 20 dólares.
Si quieres comprar algo de 500 dólares, no calcules en base a lo que ganas, sino en base a lo que ahorras. A ese ritmo, te tomaría casi dos años de tu vida de trabajo pagar por ese producto.

Pensar de esa forma puede llevarnos a dos lugares:
- La depresión: Darnos cuenta de que un mes de nuestro esfuerzo vale solo 20, 50 o 100 dólares puede deprimirnos.
- La acción: Darnos cuenta de lo mismo, pero en plena conciencia, nos impulsa a tomar las riendas, a asumir la responsabilidad y a hacer los ajustes necesarios para ahorrar más y ganar más.
Yo tuve la segunda visión cuando me puse a analizar esto. Hoy por hoy, no es que sea millonario (en dólares), pero gano lo suficiente para ser feliz y disfruto mi vida sin comprometer mi futuro.
Encuentra tu balance
No se trata de gastar más, sino de gastar mejor.
Mi filosofía, «Finanzas con Libertad», se trata de identificar qué gastos se alinean con tus valores y tus metas. Se trata de disfrutar tu vida sin comprometer tu futuro.
Recuerda: cuando gastas dinero, realmente gastas el tiempo de tu vida que destinaste para conseguirlo.
La verdadera riqueza no está en lo que acumulas, sino en lo que vives.
Espero que todo vaya bien, que todo vaya chévere. Es dura la vida, vibra bueno. #verygoodforlife
Nos vemos o nos leemos, palabra. – Daury DiCaprio